jueves, 3 de julio de 2008

Tres Vendedoras




Tres Vendedoras



Las tres vendedoras de cuerda abundancia,
vestidas de carnes paganas y honradas,
llegaron, impías, a la vívida estancia
y reanudan sus votos, danzando amarradas.

La uno marcaba sus pasos con fangos,
Y ataba sus viejos y nuevo amores
con sangre de fuego y halcones amargos,
Y brilla, perpetua, con férreos colores.

La otra era noble y altiva doncella,
probó los secretos de falsos profetas
y yace siniestra, pensante azaleia,
esperando el arribo de hermosas siluetas.

La tres es ausente y presente gitana,
y el peso del mundo se ciñe en su seno,
rebota su estigma de sierpe profana,
sumiendo al destino en un trono moreno.

Había una cuarta mujer de rosales,
un sueño alborado la tiene cautiva,
los astros le rezan las horas triunfales
de sangres y fuego y de guerra impasiva.

La tierra estremece su vientre de tea,
y tres damas contemplan, hermanas de acero,
el triste destino de muerte de Gea,
cantando aquel himno brutal y ligero.

No hay ser en el mundo que impida este luto,
ni llanto, ni trono, ni reino concreto.
El mundo se inclina, más tenue y enjuto,
Y acepta el designio, implacable y discreto.

Las tres damiselas que quedan en vida
aguardan la hora del fin de los días,
estrechan sus manos y sin presta salida,
entonan las arias ardientes y frías.

El fin se aproxima y se teje una siembra,
un giro de sal y dolores escueto,
la bestia real tiene nombre de hembra,
¡que tema el que dude este bello soneto!


Anna pastora Julio, 2008

1 comentario:

Nephiros dijo...

Es bello... en un modo escalofriante :s