martes, 16 de septiembre de 2008

Revelaciones



“…corrían lo días de a fines de guerra,
pasó una gaviota volando;
y el que anduvo intacto rodó por la tierra,
huérfano, desnudo, herido, sangrando…”

I

Y que en franca redención
vuestra imagen se sumerja,
y el olvido se haga acción
envolviendo la traición,
hasta el día en que ella emerja
de su manto consagrado,
de un imperio venerado
en su pobre condición.

II

Y con fuego pendenciero
brilla en mera indignación
por su triste posición
de abandono carcelero.
Y sin más resignación,
establece una nación
de blasfemia consagrada,
con su estampa liberada
y sin la sangre derramada
de su rojo corazón.


III

Ni la vid más descarada
ni el nepente y su amargor,
descuidaron su mirada
y su sólido fragor.
Es acérrimo dulzor
su benigna mascarada.
Y os invito a mi morada,
cofradía arrebolada,
Primigenia enamorada
del amor y del valor.


IV

En lejanas latitudes
y en altares del saber
vuestro rastro y longitudes
se perdieron a su haber.
Y volvéis resplandeciente,
llamarada impenitente,
enseñándome el poder
y sus vastas longitudes.
La más digna en merecer
los laureles de nacer
en las rojas altitudes.


V

De nobleza refrescante
y de altivo efervecer,
sois un digno tripulante
de este ígneo atardecer.
Vuestra límpida figura
en el rellano más galante
resplandece dominante
mi genuino canciller.


VI

No hay más peso en vuestro mundo
ni en la mera senda astral
que el cordel meditabundo
del delirio magistral,
esa voz meridional
que aniquila en cierto punto
la cordura y humildad.
Digo en vívida verdad,
sin intento de maldad,
que el camino q elegiste
entrega miedo y vida triste
en perpetua soledad.
Roja niña de verdad,
¡ten con toda claridad!
que con todo y uno junto
se hace parte la bondad.


VII

Ni el abismo de memoria
ni el dominio en potestad
de las vendas perentorias
apaciguan vuestra gloria.
Sois eterna meritoria
de verídica victoria
del más bello rosedal.
Que ilumine vuestra senda
mi más noble y bella ofrenda,
arquetípica señora,
visionaria ceñidora
de implacable vendaval.



VIII

Desde el sitio más sagrado
para todo el rojo astral,
agradezco el consagrado
voto ígneo universal.
No hay tesoro de mi agrado
más sublime y venerado
que el cariño visceral
a mi eterno bienamado,
el más puro amor sagrado
a este rojo sideral;
Universo escarlatino
brilla ígneo y matutino
para todo senescal;
fidedigno material
de escarlata vespertino.
Que la brecha del destino
se haga parte en el camino
de un ecuánime reinar.
Que las voces justicieras.
en tiránica manera,
hagan suyo el pedestal
de la olímpica verdad,
flagelando, incandescente
cual titánica serpiente
de una fémina deidad.



Die Kaiserinne

1 comentario:

Nephiros dijo...

Spellsinger!

Estoy a tus pies