martes, 15 de abril de 2008

Farewell


Enero , 2008.


Dime, tú que vives en las nubes y mantienes la cabeza tan sensata como la Orden de los Horadrim… ¿cómo iba a saberlo?, ¿cómo podría descifrar una intriga tan astutamente planeada por aquella diosa babilónica de cabellos de sangre y ojos de noche?
Ahora que la veleta dorada dejó de girar, ahora que los crisantemos ya no lloran gotas de rocío, sola, vagabunda de cabellos cenizas…ya es demasiado tarde.

Te vi venir, sí, te vi , radiante de plata y zafiros vespertinos. Y en un segundo el universo despareció ante mis ojos de vetusta hija de cobre. Olvidé hasta mi nombre para pronunciar el tuyo, y corrí como una niña perdida, infantil despiadada con sangre traicionera en la comisura de mis labios.
Pero, ¿qué diablos hacías en mi casa?...tus pasos estaban vetados en mi comarca, arderías como una pira funeraria pecadora si ponías tan sólo un vaho de neblina espeluznante en mi ventana. ¿Qué ella te dejó?, ¡vamos!, el retorno de su intrínseco “¿y qué me dais a cambio?” es el estandarte imperecedero de sus ojos. Dime, ¿Cómo lograste traspasar el sello?...está bien, no me cuentes nada, luego lo adivinaré.
Te extrañé, más de lo que extrañaba a los Atreides mismos. ¿Eh?, ¿Por qué languidecen tus ojos de primavera perpetua? ¡Una lágrima!... ¡no!, no quiero verte llorar, me harás llorar a mí también. Sé que han sido meses difíciles, sé que tu hermano ha sido una espina en nuestros corazones, pero yo estoy atada con hilos de fuego a ti, sólo a ti. ¡Ven acá!, necesito tu abrazo.
Sí, ya están listas las velas, como solías pedirlo. Sí, también hice limpieza residual, sin matices de Luna Roja ni Demonio Lascivo…¿Eh? ¿Qué cómo sabía que vendrías?...yo siempre te espero.
Estás hermoso, tu cabello ha crecido, pero no pierde el brillo de mi ceniza preferida. Tienes un corte en la mejilla, traeré aceite de mosqueta…¡hey!, no te dolerá, lo prometo.
¿Lo notaste?, me corté el cabello hace una semana, ¿en serio crees que me queda bien?, pensé que me odiarías por eso.
¡No!, no quiero hablar de eso. No preguntes por la Anaconda, ella es feliz durmiendo en “paz”…sí, ya sé que sus sueños se materializan a través de mis actos, pero eso debes aceptarlo, es mi destino. No, el Malagueño anda de viaje y este lugar es sagrado, no le pertenece.
¿Has visto a Lu?, ¿Tienes noticias de él?, ¿Está bien?...lo siento, demasiadas preguntas al mismo tiempo. Pero rápido, cuéntame, la noche es ponzoñosa y pasa ligera y caprichosa en aires de mar. Ah, ya veo, está en expedición secreta, pero está bien… ¿debes ir con él?...pero ¡ya no sabré de ti!, no importa, buscaré la manera de encontrarte.
Vamos, ya está todo listo. Blanco y Azul, sé que te gusta la nueva decoración. No, no me importa, el rojo ya lo llevo en la sangre.
¿Quieres que lea eso? ¿Ahora?...No me gusta tu timbre de voz, suenas como una despedida; pero haré lo que me pides.

“…No esperes de mi lo que esperas de ella…
Tenemos las mismas estelas granate,
soñamos caminos en lúcido empate…
pero ella es eterna y yo efímera estrella…”


Ya probé esto, está ácido, pero sabe bien. Uhm, parece que tiene esencia de canela. Me agrada la canela. Oye, ya casi amanece, no quiero que te vayas, ven, una vez más, déjame acariciar tus cabellos de ceniza platel. ¿Por qué enciendes una vela roja?, no es necesario, ¿estás invocando a la Señora de Tres?, ¿Para qué?, ella no me ha dicho nada. ¡Espera!, ¡qué haces!...¡Estás llorando otra vez!....¡qué sucede!...!Espera!

En la mañana ya no estabas. El cerrojo de la ventana estaba intacto y no había señales de portal en mi habitación, porque el espejo lo rompió el Malagueño hace tres meses atrás. No sé por qué recién ahora siento el vacío, supongo que el efecto del vino de amapolas se acabó. Tengo frío, y mi sangre ha comenzado a bajar.



Marcela Paz y Anna Pastora, 4 de enero, 2008

...y lluvia de cuadrántidas en el cielo, lágrimas flamígeras de las Anjanas Arcanas.

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